Portofino, Santa Margherita y Rapallo son destinos del turismo de élite: en sus puertos es comùn ver yates de lujo. Pero todavìa se mantienen vivas las antiguas tradiciones artesenales y marineras.
En Portofino es imperdible el paseo que de la iglesia de San Giorgio llega al faro, pasando al lado del Castillo Brown y de su magnìfico jardìn.
Santa Margherita, dominada por la colina sobre la cual surge la villa Durazzo rodeada por un amplio parque, con sus suntuosas iglesias, sus casas pintadas en vivos colores y sus palacios decorados en trompe l’oeil, es un pueblo muy elegante.
En Rapallo, podràn pasear por los callejones del casco antiguo y visitar el Museo del Pizzo al Tombolo (Encaje de Bolillos) que guarda piezas de gran belleza. Del centro de la ciudad se llega con funicular aéreo al Santuario de Nostra Signora di Montallegro, famoso destino de peregrinaje. Ofrece un panorama ùnico sobre el Golfo del Tigullio.
En Zoagli sobrevive la antigua tradiciòn de los telares de mano para la producciòn de damascos y terciopelos de altìsima calidad. La costa abrupta ofrece ahì un paisaje muy atractivo.